Economía circular

La economía circular es un modelo de producción y consumo que implica compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales y productos existentes todas las veces que sea posible para crear un valor añadido. De esta forma, el ciclo de vida de los productos se extiende.

En la práctica, implica reducir los residuos al mínimo. Cuando un producto llega al final de su vida, sus materiales se mantienen dentro de la economía siempre que sea posible gracias al reciclaje. Estos pueden ser productivamente utilizados una y otra vez, creando así un valor adicional.

Contrasta con el modelo económico lineal tradicional, basado principalmente en el concepto “usar y tirar”, que requiere de grandes cantidades de materiales y energía baratos y de fácil acceso.

La economía circular se basa en 3 principios básicos:

  1. Preservar y mejorar el capital natural. Este principio consiste en la búsqueda de una utilización de los flujos de recursos naturales y renovables cada vez más eficiente. Cuando aportar recursos naturales sea necesario, se deben seleccionar aquellos que empleen recursos renovables o que utilicen menores cantidades de productos naturales.
  2. Optimizar el uso de los recursos. El segundo principio se basa en buscar una mayor rotación de los productos y sus componentes, logrando un mayor ciclo de utilización, y por lo tanto, un mayor ciclo de vida. Para ello es fundamental el ecodiseño, de tal manera que el producto se pueda crear, reparar y/o reciclar de una manera eficiente.
  3. Fomentar la eficacia del sistema. Promover la eficacia de los sistemas detectando y eliminando del diseño, los factores negativos externos. Esto incluye evitar, o al menos reducir, los posibles daños en ámbitos tales como la alimentación, la movilidad, la educación, la sanidad y el ocio, y controlar adecuadamente los factores externos de importancia, tales como el uso del suelo, la contaminación del aire y del agua, o el vertido de sustancias tóxicas.

Las 9 R de la economía circular

1. Rechazar

Consiste, básicamente, en renunciar a ciertos productos o partes de ellos que no sean ya necesarios, o bien redefinirlos de tal manera que ya no haya que producirlos. Un ejemplo sencillo es la factura electrónica, que hace innecesario utilizar papel para su consulta o archivo.

2. Repensar

Potencia que las empresas transfieran servicios a los consumidores en lugar de la propiedad sobre un producto. Se trata de una actitud fundamental en la economía colaborativa.

3. Reducir

Tratar de disminuir en lo posible el consumo de recursos tanto en la fabricación como en el uso de un producto. Esto es algo que solo se logra a través de la eficiencia, que debe estar presente desde el momento del diseño (ecodiseño) y hasta su utilización.

4. Reutilizar

Si un producto se encuentra en buenas condiciones y cumple su función original, debe seguir utilizándose.

5. Reparar

Arreglar un producto defectuoso para seguir dándole su uso original.

6. Restaurar

La diferencia entre esta estrategia y la anterior consiste en que la reparación se destina a productos que están dentro de su primer ciclo de vida. Por su parte, la restauración consiste en poner al día un producto que ya ha cruzado ese umbral.

7. Refabricar

Se trata de recoger un producto, analizar su estado, desmontarlo, reacondicionar y reemplazar componentes, volver a ensamblarlo, comprobar su nivel de calidad y revenderlo con una etiqueta de cercano a nuevo.

8. Redefinir

Esta es una de las estrategias que dan una nueva vida a los productos cuando están desgastados o cumplen una función que ya ha quedado obsoleta. Un ejemplo es utilizar ropa vieja o trapos de cocina como mascarillas.

9. Reciclar

Básicamente, consiste en recuperar material de residuos que pueda procesarse de nuevo en la fabricación de nuevos productos, materiales o sustancias. Aunque esta es una de las erres más conocidas, no es tan sostenible ni rentable como las anteriores y debe considerarse, en términos generales, como la última opción.

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